El viento pega en
mi cara trayendo consigo una serie de aromas como de
paja, como de tabaco, este viento que viene de todas
partes, que me susurra al oído gemidos como de
fantasmas, como de personas hace tiempo fallecidas,
mientras despeina mi pelo encanecido, el ambiente se
torna intensamente húmedo, miro a lo lejos la montaña,
esa montaña que tiene formas de mujer recostada, que se
cubre el rostro con un velo de nubes blanquecinas
dándole un toque mágico y misterioso, que no permite ver
los rasgos de su cara, caen las primeras gotas que al
mezclarse con el barro, llenan mis pulmones y mi mente
de cosas ya pasadas de pronto me siento transportado a
través del tiempo, estamos ahí, alrededor del fuego, el
comal de barro, sostenido por tres piedras, mientras el
fuego lento va tostando el tabaco lentamente para dar el
sabor y el color que mas deseo. Hacer mis puros cada vez mejor.