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                       Imagine que 
                      dispone de un puro con un 100% de tabaco, de tripa larga y 
                      hecho a mano. Si es verdad que la anticipación es la mitad 
                      del placer, ya tiene mucho ganado. De todos modos, como el 
                      máximo placer requiere un puro de características 
                      determinadas, saber discernir su calidad es muy importante 
                      a la hora de escogerlo. Definir el sabor de un puro es 
                      algo muy subjetivo: El veredicto sólo depende de usted. 
                      Sin embargo, existen ciertas pautas y conclusiones 
                      objetivas que le ayudarán a determinar la calidad. 
                      
                        
                      En realidad existe un solo criterio para valorar los 
                      puros: la fortaleza, que en todas las areas de la vida, se 
                      define como la capacidad de actuar con eficacia de manera 
                      persistente. Lo mismo ocurre con los puros. La fortaleza 
                      es el sello de la excelencia, el denominador común en la 
                      evaluación de los dos componentes básicos de un puro: la 
                      elaboración y el tabaco.  
                       
                      Para evaluar la manufactura de un puro hay que fijarse en 
                      el tiro y en la combustibilidad, que dependen de la 
                      ligada. Por un lado, si el puro contiene menos tabaco del 
                      habitual, tendrá un tiro excesivo, lo que a veces se 
                      considera una ventaja; de todos modos, si resulta 
                      demasiado fácil inhalar, el puro se consumirá en poco 
                      tiempo, y la bocanada resultará áspera y caliente, nada 
                      agradable. Por otro lado, si el puro contiene un exceso de 
                      tabaco, no tirará bien e incluso es posible que tenga un 
                      andullo ò parte muy densa que dificulte el tiro. Si el 
                      tiro es insuficiente, el volumen de humo disminuye y, con 
                      él, el sabor y el aroma, los dos elementos cruciales en un 
                      buen puro. 
                      Además del 
                      tiro, la combustibilidad del puro debe ser uniforme en 
                      toda la fumada, cosa que sucede con los puros de torcido 
                      excelente. La ceniza, por su parte, debería se consistente 
                      y llegar a medir tres centímetros de grosor sin 
                      desprenderse del puro. El cuerpo del puro debe notarse 
                      firme y compacto en la boca, puesto que un puro blando es 
                      sinónimo de mala calidad y resultará poco agradable de 
                      fumar. Y lo cierto es que tener un puro a la mano debería 
                      provocar una sensación de renovación vital.  | 
                     
                      
                      
                      
                       Si bien 
                      ninguna de estas características le garantiza una buena 
                      calidad del puro, sí que le sirven al menos como criterios 
                      para valorar correctamente la manufactura del mismo.
                       
                      También en 
                      lo concerniente al tabaco, la fortaleza es la clave. A 
                      parte de la excelente calidad de la mezcla de tabaco y de 
                      un proceso adecuado, el grado de fortaleza del aroma y el 
                      gusto depende de la capacidad del fabricante para realizar 
                      un inventario de los diferentes tipos de tabaco que se 
                      emplean en cada mezcla. Puesto que el cultivo del tabaco 
                      está muy relacionado con la imprevisibilidad de los 
                      factores metereológicos y de la cosecha, una empresa debe 
                      disponer de una provisión de hojas suficiente que permita 
                      alternar una cosecha con otra a fin de entremezclarlas de 
                      forma gradual y conseguir así una mezcla con fortaleza.
                       
                       
                      Hay que tener muy presente, no obstante, que una única 
                      calada no es ninguna prueba fiable. El número de caladas 
                      que esté dispuesto a fumar para poder valorar un tipo de 
                      puro dependen del tiempo disponible, de su temperamento y 
                      de su agenda. Una caja entera de puros sería una selección 
                      razonable pero cara. De todas formas, recuerde que lo que 
                      realmente importante es que tanto el tabaco como la 
                      elaboración tengan fortaleza, puesto que el sabor es una 
                      valoración del todo subjetiva. Nadie puede establecer si 
                      sabe mejor el champán o el chardonnay, la col o el caviar. 
                      Lo mismo sucede con los puros: el fumador es quien tiene 
                      la última palabra. 
                      
                        
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